jueves, 27 de marzo de 2008

La lúdica como instrumento educativo


A través del tiempo se han vuelto famosas frases como: "El ejemplo educa", "Nadie aprende por experiencia ajena", "A lo malo, ni probarlo", "La práctica hace al maestro", etcétera; expresiones que tienen una gran dosis de veracidad. Pues bien, a ellas hay que sumarles: "El juego motiva, enseña, construye y distrae"; destacando de una vez por todas el papel fundamental que está cumpliendo la lúdica en el modelo enseñanza-aprendizaje actual.


Ora bien, por medio de este instrumento no solo transmitimos conocimientos, sino que mejor aún, los construimos con nuestros alumnos y alumnas, en una maratón por la verdad. Y a ello podemos agregarle la posibilidad de evaluar y autoevaluar, seguida de otras bondades como son: la liberación de tensiones, el limado de asperezas, el espíritu de reto, el afianzamiento de conceptos, la práctica comunicativa, el laboratorio de valores (justicia, respeto, honestidad, lealtad, etc.) entre otras.


Jugar no sólo distrae y entretiene, sino que permite enfrentar de una manera inteligente a la rutina, ése gran afluente de las tensiones. La práctica de un deporte como el fútbol o el baloncesto, o el mero ejercicio intelectual frente a un tablero de ajedrez o un parqués, contribuye a fortalecer la parte física, sicológica, ética o cognitiva del individuo o del grupo respectivamente.


Una institución que cuente con escenarios propicios para el aprovechamiento del tiempo libre y el ejercicio de la lúdica de una forma sana y amena, debe sacarles el máximo beneficio. No obstante, si no posee la infraestructura, debe propugnar por crearla.


Hay mucho que decir respecto a la lúdica como método, como instrumento. Por ahora, amigos y amigas, l@s invito a reflexionar un poco sobre el papel que debe jugar ésta en la educación colombiana y en nuestras instituciones. ¡Que se abra el debate!







jueves, 20 de marzo de 2008

Brasil: Salvemos la Escuela Pública

Brasil: Salvemos la Escuela Pública
Frei Betto*
Alai


Antes de ingresar a la universidad, en 1964, estudié ocho años en una escuela pública. Como sucede ahora con las universidades, en general esas escuelas tenían más calidad que los colegios privados. Además de la enorme ventaja de que eran gratuitas.
Hoy día nuestras escuelas públicas de enseñanza básica están degradadas. Quedaron deterioradas por la administración pública, la corrupción, la indiferencia hacia profesores y alumnos. En el Brasil hay 55 mil escuelas públicas. Según la OCDE, apenas el 0.2 %, o sea 160, alcanzan un nivel considerado mediano.
Para clasificar nuestras escuelas de enseñanza básica en el Brasil se usan el Saeb (Sistema de Evaluación de la Educación Básica), hecho a base de muestreo, y el Ideb (Índice de Desarrollo de la Educación Básica), que otorga una nota de 0 a 10 a las instituciones de enseñanza, teniendo como criterio el desempeño de los alumnos en la Prueba Brasil, examen aplicado a todos los alumnos de 4º a 8º grado.
En todo el país apenas 160 escuelas sacaron una nota de 6 ó superior. En los grados iniciales de enseñanza fundamental la nota fue de 3.8. Los cursos de 5º a 8º grado sacaron un 3.5. En la enseñanza media un 3.4. La meta del MEC, estimulado por la campaña “Compromiso de todos por la Educación”, es que la mayoría de nuestras escuelas alcance la nota de 6 en el 2021. El Ideb actual de Holanda es 7 y el del Reino Unido 6.5. Aunque hay en el Brasil colegios, escasos, que sacaron nota de 8.5, como la Escuela Profesora Guiomar Gonçalves Neves, de Trajano de Morais (RJ). Es la de mayor calidad del país.
¿Será que de aquí a 15 años -vísperas del bicentenario de la independencia del Brasil- alcanzaremos la meta deseada? En el estado de Rio de Janeiro 20 mil niños no van a la escuela por falta de profesores. El índice nacional de aplazamiento es de 11.9 %. El desfase edad/grado es del 17.3 %.
¿Qué constituye una buena escuela? Muchos factores, entre ellos la disciplina, o sea no tolerar el atraso de los alumnos; contar con profesores eficientes y cualificados (maestría, doctorado o especialización) trabajando a tiempo completo; remuneración digna al cuerpo docente; aumento de la permanencia del alumno en la escuela; tener aulas para música, teatro y artes plásticas; laboratorios de idiomas, de ciencias y de informática; asociación estudiantil; salas de lectura y de video, etc.
El MEC promete que el gobierno va a entregar, este mismo año, US$ 1 millón más para las escuelas urbanas y US$ 2.2. para las rurales. Las cinco mil escuelas con peores índices en el Ideb tendrán derecho, cada una, a unos módicos US$ 2 mil para invertir en infraestructura, material pedagógico y apoyo metodológico. A través del sistema de educación a distancia -la Universidad Abierta del Brasil- el MEC pretende cualificar a dos millones de profesores de enseñanza básica.
Una reciente encuesta realizada por la Unesco, junto con el gobierno federal, comprobó que el 82.4 de los alumnos aplazados en la enseñanza básica se culpan a sí mismos por el fracaso. La misma encuesta indica que la culpa no puede ser atribuida a los alumnos, sino que recae en la falta de motivación de los profesores, en la pésima infraestructura de las escuelas y en el hecho de que los directores y profesores no dan importancia a la realidad personal y familiar del estudiante.
No se puede culpar a un niño de 10 años de su fracaso escolar. Pero si eso no lo tiene claro, si no se siente valorado en la escuela y querido por sus profesores, quedará con un sentimiento de derrota, que le puede llevar a rebelarse o al desánimo precoz. La mayoría de nuestros estudiantes llega al 4º grado con dificultad para la lectura y la redacción. Le falta estímulo al profesor, muchas veces sometido a una carga excesiva de trabajo, sin condiciones para mejorar su cualificación y humillado por un irrisorio salario.
A finales de junio el Banco Mundial divulgó el informe “Jóvenes en situación de riesgo en el Brasil”. Son preocupantes sus conclusiones: nuestros jóvenes de entre 14 y 15 años matan y mueren más, inician su vida sexual cada vez más temprano y son vulnerables a las drogas. Datos de la Secretaría Nacional de la Juventud muestran que, hoy día, 9.5 millones de brasileños entre 15 y 29 años no estudian y están desempleados. De ellos, 4.5 millones no terminaron la enseñanza básica. Entre éstos se incluye la mayoría de los asesinos y de los asesinados.
¿Qué hacer ante este cuadro tan acongojante? ¿Presionar al poder público? Sí. ¿Votar el año entrante a concejales y gobernadores comprometidos con la prioridad Educación? También. Pero ¿por qué no reunir a las familias de su barrio o comunidad y promover una acción colectiva para mejorar las escuelas públicas del área? ¿Por qué no asegurar la instrucción y/o el empleo a uno o dos de esos 9.5 millones de jóvenes vulnerables al narcotráfico?
(Traducción de J.L.Burguet)

* Frei Betto es escritor, autor de “Alfabeto. Autobiografía escolar”, entre otros libros.
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Nota: Éste documento fue bajado de http://www.telesurtv.net/

A Propósito de Luis Carlos González Mejía

ALGO DE LUIS CARLOS GONZÁLEZ MEJÍA
(Nacido en Pereira el 26 de septiembre de 1908 y muerto en Pereira el 17 de agosto de 1985)

RODRIGO LLANO ISAZA

Luis Carlos González Mejía era toda una institución. Cuenta el poeta Héctor Ocampo, que tanto lo quería la sociedad de Pereira que le regalaron una acción del Club Rialto, el mejor de la ciudad, y sin embargo, González no asistía y para comprometerlo, lo nombraron Secretario Ejecutivo del club, con sueldo, para tener el gusto de verlo allí reunido con toda la sociedad de ésta ciudad; hijo de Florentino González Mejía y Ana Francisca Mejía Jaramillo, y casado con Carola Villegas. Compuso innumerables temas musicales, prácticamente fue un autodidacta pues sólo cursó hasta cuarto de bachillerato, lo que hoy se denomina noveno grado; ocupó varios cargos, empezando como barrendero de la Personería Municipal hasta alcanzar la gerencia de las empresas públicas de su ciudad, en nombre de su partido la segunda república liberal, hacia el año de 1945, labor con la que se ganó el cariño y el reconocimiento de sus coterráneos.

“Vecinita” fue su primer bambuco y después vinieron otros como “Aguardiente de Caña”, “Ajena”, “Recuerdos”, “Antioqueñita”; recibió innumerables condecoraciones (Sociedad de Mejoras Públicas de Pereira, del Concejo de Medellín, de los clubes Rotario y de Leones, la “Estrella de Oro” de la Gobernación de Antioquia, la Cruz de los Fundadores de la Alcaldía de Pereira, la Gran Cruz del Departamento de Risaralda, la Cruz de San Carlos del Congreso Nacional y la Gran Cruz de Boyacá de la Presidencia de la República); murió el día en que el Banco de la República, dirigido entonces por el quindiano Hugo Palacios Mejía, le rendía un sentido homenaje en su tierra natal; también publicó La ruana; Sibaté (1946); Anhelos (1986); Asilo de Versos (1963); Fototipias de Urbano Cañarte (1978); canto bambucos de Caldas para Colombia (1963); Poemas (1983); Retocando imágenes-crónicas de Pereira antiguo- (1984).


Les comparto un pequeño poema que esboza, en parte, la concepción que tenía él de nuestra patria.
Raza

¿Raza? Raza de qué, tanto pregonan
mi vecino y el cura y el tendero
y la altiva señora del banquero
que tuvo un hijo negro siendo mona.
¿Raza? Raza de qué, si desentona
la ley de dios con la que enseña el clero
y al coraje, ni andante ni escudero
lo castran el responso y la corona,
¿Raza de hidalgos? ¿Raza de caciques?
Imperio de trabucos y alambiques
sobre estéril solar de cobardía.
Del pasado que el ancestro escruta
solo nos queda claro el hijueputa
y lo estamos negando todavía.


Hay un colegio muy bello y con una comunidad muy comprometida en Pereira que se llama “Luis Carlos González Mejía“, en honor a éste insigne y portentoso hombre de letras. Dicha institución está próxima a cumplir sus "Bodas de Plata (25 años)" y cercana a obtener (merecidamente) de la administración municipal, el aval para consolidarse y legitimar los grados 10 y 11 de enseñanza media vocacional, así como para estrenar el énfasis en "Gestión Pública" para sus estudiantes y comunidad pereirana y risaraldense en general. ¡Felicitaciones!

Algunos estadounidenses son estúpidos...