viernes, 5 de abril de 2013

¿TENEMOS UNA OPORTUNIDAD? [Ensayo]


Colombia: Una nación pluriétnica y multicultural.
 
¿TENEMOS UNA OPORTUNIDAD?
(Ensayo)
Al inicio de la formación en Competencias Ciudadanas, bajo la modalidad del Diplomado,  las dificultades por las que atravesaba la institución educativa a la que pertenezco eran múltiples; por un lado, niños, niñas y adolescentes provenientes de diferentes zonas del occidente colombiano (Chocó, Cauca, Valle y Risaralda) que venían de vivir en escenarios disímiles con culturas e idiosincrasias distintas, por otro lado esos mismos niñ@s y adolescentes cargados de odio y resentimiento, cargados de miedo, con su autoestima muy menguada, repletos de dificultades, con algunas inquietudes (que no tantas como se cree) y con algunas esperanzas.
Ya estábamos casi empezando el mes de octubre, cuando dimos inicio a una actividad que podría permitirnos ensayar para disminuir los niveles de agresividad que ya eran “pan de cada día” en la institución, pero lamentablemente sólo con dos grados del bachillerato (sextos y séptimos).
Un día, mientras aplicábamos el recurso didáctico de la narrativa como mediador, a través de un cuento de Los Hermanos Grimm (El zorro y el gato), algunos estudiantes colaboraron y empezaron a demostrar que sí había en ellos, en su imaginario, algunos anhelos y expectativas no contemplados en el Proyecto Educativo Institucional (PEI)…Ell@s estaban deseos@s de vivir distinto; deseos@s de resolver sus problemas más elementales: los de la subsistencia.
El refrigerio llegaría (Desayunos de Bienestar Familiar) y junto a él, la oportunidad para que much@s desayunaran.  Y ahí arrancó la verdadera reflexión.
 
El Estado Colombiano tiene una deuda histórica
Son millones de seres humanos, más de la mitad de la población colombiana (aproximadamente 30) que han vivido rodeados de riquezas sin darse cuenta de ello y peor aún, sin poder disfrutar de ello; pues una gruesa parte de las mismas va a parar a manos de empresas extranjeras que usufructúan y usurpan los más variados recursos (petróleo, carbón, oro, esmeraldas, café…), otra va a parar a las arcas del Estado (erario público) y suele perderse y despilfarrarse en lo que hemos acordado denominar corrupción y una última parte va a ser empleada tardíamente en algo muy vago y ambiguo llamado “inversión social”.
Cuando uno observa a un estudiante promedio perteneciente a una institución oficial alegrarse por un refrigerio, comprende también lo poco que tienen, su pobreza.  Comprende así mismo su conformismo; un conformismo atrofiante, un conformismo subyugante, un conformismo lamentable…un conformismo que comparte con otras capas de la sociedad, aún con algunos de nuestros propios verdugos y gobernantes.
Idiosincrasia, autonomía y autenticidad
Parafraseando a Orlando Fals Borda (Padre de la Sociología en Colombia) “No somos una nación, somos muchas naciones al tiempo…”. Los colombianos y colombianas conformamos quizás la agrupación humana más disímil del mundo, con la riqueza cultural más envidiable.  Por un lado etnias por doquier, teniendo en cuenta todas las que fueron exterminadas por los conquistadores, y las que fueron traídas por ellos mismos para subyugar y someter al trabajo duro a la indignidad (Los mal llamados esclavos, transportados en barcos desde el África principalmente por los holandeses).
Somos varias naciones, porque somos muchas etnias, muchas culturas, muchas idiosincrasias, muchos intereses y ningún proyecto de nación que involucre a todas y todos.
Si nos pegamos una pasadita por la Costa Atlántica colombiana e interactuamos con su gente y nos damos la oportunidad de conocer parte del Chocó Bio-geográfico y socializar un poco con la gente de allí, entenderemos porque siendo, en apariencia pertenecientes a una misma etnia, son tan distintos en carácter, anhelos, expectativas, gustos, costumbres y posturas. Así las cosas, es difícil la convivencia en un país que no se conoce ni se reconoce a sí mismo.  En una nación, que no es una nación sino muchas.
Alcanzar la autonomía es casi un espejismo.  Pues hemos vivido ovacionando lo que otros piensan, dicen y hacen, muchos siglos.  Imitamos casi todo; nos resulta poco familiar algo totalmente nuestro: “lo criollo”. Manifestaciones culturales ancestrales y valiosas, apenas ahora salen a flote y eso porque empresas extranjeras vieron allí una oportunidad de negocio (ver Sony Music y el Vallenato). La artesanía, fruto de la genialidad y el trabajo de manos laboriosas por toda nuestra geografía, explotado a más por algunos aprovechados, corre el riesgo de volverse un asunto de “producción en serie”.  Nuestro sistema educativo es una imitación del Sistema Educativo Chileno con ingredientes españoles.  Nuestro Sistema Contable es una imitación del mexicano con ingredientes españoles.  Nuestra economía es una imitación, fatal, de una economía gigante que nos aplasta cada día, la de los Estados Unidos.  Nuestros niños, niñas y jóvenes no aprecian los ritmos propios de esta multi-nación, pues viven embadurnados con los ritmos anglosajones…esos ritmos que se escuchan bien, pero que no se entienden.
En nuestras instituciones educativas se discute con demasiada vehemencia el currículo y nunca se cuestiona la poca inversión y el poco respaldo para implementarlo.  Existe un miedo subrepticio a ser sancionado o afectado si se dicen “ciertas cosas”.  Los maestros se sindicalizan, pero no se movilizan porque los sancionan quitándoles unos cuantos pesos de una prima que se inventaron para tenerlos entretenidos y esperanzados.  No hay autenticidad en Colombia.  Los colombianos, quisiéramos serlo, pero no somos auténticos.  Pues cualquier asomo de apuesta por ello, es cortado de raíz por algún gobernante.
Cuando se habla de competencias, solo se nombran o enumeran aquellas que dictan los cánones internacionales de las potencias económicas del mundo actual. Las relacionadas con la inventiva y la creatividad y con la demostración (donde hacen presencia la ciencia y la tecnología) no hacen parte de los esfuerzos serios y contundentes de los propósitos estatales en materia de educación; pues para ello se necesita dinero, inversión, copiosa inversión.  Niños, niñas y jóvenes sanos y bien nutridos, maestros altamente formados y bien remunerados, etc.
No se ha querido, históricamente, formar a nuestros estudiantes en el arte del pensar: pensar es dañino para quienes ostentan el poder, máxime si al pensar se puede llegar a descubrir que quienes gobiernan lo hacen muy mal y es necesario relevarlos de sus cargos.
Colombia y nosotros los educadores nos hemos dedicado a la “producción en serie”: Producimos en serie estudiantes que no piensan, producimos en serie estudiantes que repiten y repiten sin variar, producimos en serie ideas y conceptos copiados de los libros de texto escritos principalmente por extranjeros, producimos en serie y replicamos sin “chistar” las falacias que muchas veces nos cuentan nuestros gobernantes y nos “informan” nuestros medios de comunicación. La producción en serie puede ser enfermiza…
No hemos podido entender aún la importancia de unirnos y apostarle a un proyecto de nación, que congregue los distintos matices de la población colombiana.  Un proyecto de nación que salde las deudas históricas.  Un proyecto de nación donde tanto los adinerados y los desposeídos nos podamos sentar a tomar una deliciosa taza de café, porque ambos tengamos cómo pagarla, pues los segundos ya tendrán también parte de las enormes riquezas que posee su territorio; ese que solo disfrutan y saborean los extranjeros y uno que otro nacional,  mezquino y almidonado.
 
Una Colombia autónoma y auténtica debería ser la apuesta
No me disgustan a mí las historias y los relatos extranjeros, ¡no señor! No me disgusta a mí la idea de llevar a las aulas obras de arte de la literatura universal, ¡no señor!, ni la idea de utilizarlas como mediadores didácticos para tratar de combatir la agresividad, que no es de momento, como lo he venido tratando de explicar en este breve discurso, ¡no señor!
Me disgusta y me desencaja que, sabiendo de nuestra riqueza étnica, costumbrista, cultural e histórica, de nuestros hombres y mujeres capaces de escribir y de contarnos cosas bellas, estemos buscando en otras latitudes lo que aquí ya somos capaces de producir.
Por qué Los Hermanos Grimm, cuando tenemos a Rafael Pombo, al Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, a la brillante pluma infantil Jairo Aníbal Niño (recientemente fallecido), a William Ospina (Para mí, el próximo Premio Nobel de Literatura colombiano), a Luis Carlos González Mejía (El poeta de la tierra), etc.
Todo lo anterior, que realmente es muy poco, me hace sentir que sí tenemos una oportunidad y que no deberíamos desperdiciarla.
Jorge Isaac López López
(c) 2013
 
 
 
 

domingo, 3 de marzo de 2013

La Mendicidad: Otra consecuencia más de un modelo mezquino


Contrario a lo que erradamente creen algunos, la ciudad de Pereira, en este momento histórico la cuarta más desempleada de Colombia (DANE, 2013), ha tenido siempre en sus calles y zonas comunes a cientos de personas "pidiendo limosna", pero no solamente porque, como dicen varios facilistamente, sean unos "vagos" o pedir limosna sea un "buen negocio".  No. La realidad de la ciudad de Pereira es que hemos construido en medio de la pujanza y el coraje de sus gentes muchas mentiras; mentiras del tamaño de la misma ciudad, mentiras sobre las mentiras, mentiras y más mentiras.  Por ejemplo, alguna vez nos contaron que la ciudad había empezado a consolidarse en los predios cedidos "generosamente" por un señor Francisco Martínez, cuando en verdad y según serias y juiciosas investigaciones (Zuluaga Gómez, Víctor. 2005), el tal señor Martínez, lo que hizo fue vender los predios y buscar a toda costa reconocimiento y dinero por lo mismo.  Es bueno que este debate y muchos otros se aborden, precisamente ahora, que estamos próximos a conmemorar su sesquicentenario (150 años)...
 
Pues bien.  Aquello que todo el tiempo ha sido una consecuencia de un muy mal y grotesco modelo socio-económico: la mendicidad, ha sido tratada como causa de muchos de los males de la ciudad. Y pues adivinen: ¡otra mentira más!.  La mendicidad, no es otra cosa más que el resultado de un empobrecimiento permanente de la ciudadanía, de una muy retrógrada estrategia económica de las administraciones y, por supuesto, de una voracidad despiadada y desmedida de su clase dirigente.  Ahora, con otra mentira más, nos quieren hacer creer, que somos los ciudadanos "de a pie", los que trabajamos y producimos para que la ciudad aún tenga algo de pujanza, los responsables de una mendicidad fruto obligado de un sistema inicua, que no se compadece de la dificultad de los otros y que los arroja, sin vergüenza alguna, a las calles a pedir para su sustento.  Hay que agradecer, que en medio del letargo que vive la ciudad, gracias a los discursos vencidos del neoliberalismo, las gentes pereiranas luchamos incansablemente por sostener un "cierto orgullo" que nos impide ir a la calle y hacer lo mismo, que algunos sí lo vienen haciendo, pero no porque sea productivo, sino porque se ha vuelto un imperativo en medio de una pauperización cínica del empleo y de una falta de visión y de proyección, que raya en la mediocridad, por parte de sus gobernantes;  gobernantes, que dicho sea de paso, no sienten ni entienden la ciudad (muchos, hasta han sido foráneos).  ¿Qué irá a pasar ahora que empiecen a venir por montones las personas que durante varios años estuvieron en el exilio, en Europa y Estados Unidos, produciendo y enviando sus remesas?, ¿Cómo afrontarán las administraciones venideras dicha realidad? Es muy posible que la tasa de desempleo se incremente, y que, como consecuencia de ello, otros fenómenos parecidos al de la mendicidad se generen. ¿Dirán entonces, quienes ostenten el poder en ese momento, que quienes regresaron o sus familiares, están vagando o en la "mendicidad"  porque los ciudadanos les dan limosna? Habrá que ver la falacia de ese entonces.
 
Así las cosas, no nos vengan a meter la mentira de que si damos limosna, estamos apoyando el hampa o el crimen o las mafias de la mendicidad, porque no lo es.  Ni tampoco nos quieran meter la gran mentira de que al no dar limosna se acabará la mendicidad, porque ésa mendicidad no es una causa, sino una consecuencia.  Y para terminar, no cabe duda que hay quienes piden para el vicio o los hábitos inadecuados, pero no nos metan la gran mentira de que "no hay gente en las calles pidiendo para su sustento o sus necesidades básicas insatisfechas", porque sí los hay, y muchos.  Y, lo peor de todo es, que aunque duela admitirlo, con un modelo asistencialista que sí propugna por la limosna como lo es el programa "Familias en Acción" (Uribe-Santos), están impidiendo, desde el gobierno mismo, que los sectores vulnerables de la sociedad, encuentren su cauce productivo y dejen de ser "minusválidos económicos", para aportarle todo su potencial real a la patria.  Están logrando crear un  Frankestein, como muchos otros que se han propiciado desde El Estado mismo, con la conducción errada y miope de gobernantes que sólo piensan en su botín personal.  Cada un@, elabore sus propias y sanas conclusiones. 
 
 
 




domingo, 17 de febrero de 2013

RECUERDO (Poesía)


 RECUERDO
 

I
Hoy, recuerdo como ayer, la primer caricia de tus labios
fue contra los míos, con sabor a néctar
con sabor a ti
 
 
 

II
Hoy, recuerdo para mí, tu primer abrazo tímido, indagante
tu cabello rozando mi rostro
mi entusiasmo pueril,
mi actitud rectilínea


III
Hoy, recuerdo dulcemente,
el día del cruce de los cuerpos…
ávidos de ternura y de pasión; solitarios

IV
Hoy, recuerdo que juntos disfrutamos
del cálido amarillo en nuestros cuerpos
y de las tibias oscuridades de la noche
 
 
 
 
 
 

V
Hoy, como ayer, recuerdo nuestras manos enfrentadas
en pleitos de luces y de sombras…
en plena cofradía
 


VI
Hoy, recuerdo un “me gustas” acompasado
el aroma cargado de café
y el deleite de tu figura en mi lecho
 
 
VII
Hoy, recuerdo los planes de domingo
rodeados de familia y de natura
a cada quien tocaba una tarea
juntos cumplíamos faena
 
 
VIII
Hoy recuerdo, Princesa de mis días,
el azote de remos en un lago
y las risas de alegría por doquier
 


IX
Hoy, recuerdo el baño eterno
en medio de una noche trémula
en un lugar de hadas y de genios
que fue nuestro, de manera perenne

X
Hoy, Princesa de mis días,
recuerdo en amplitud tus tiernas pilatunas
que encendieron la llama de mi ser
que le han hecho un hogar al corazón


XI
Hoy, Princesa de mis días,
recuerdo los retos afrontados,
los duros escenarios del olvido;
las crueles distancias y los tiempos
 


XII
Hoy, Princesa de mis días,
se viene a mi mente la lluvia torrencial
excusa predilecta de nuestras pieles
para encenderse y agitarse…
para llenarse mutuamente

XIII
Hoy, Princesa de mis días,
después de múltiples encuentros,
de rosas y de mieles,
y de amargos sorbos de sentido
vibro al recordar,
sueño en repetir.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 
Jorge Isaac López López
© 2013

 

Algunos estadounidenses son estúpidos...