sábado, 13 de mayo de 2017

¿Cómo muta la escuela...?



¿CÓMO MUTA LA ESCUELA EN COORDENADAS TEMPORO-ESPACIALES DESDE LOS CONCEPTOS DE PEDAGOGÍA, DIDÁCTICA Y EVALUACIÓN?
(Breve Ensayo)

No cabe duda alguna de la manera como están cambiando la vida de las personas, los fenómenos y las posibilidades de alcanzar propósitos importantes, en general.  La Escuela, así como nuestros estudiantes, reclama a gritos transformaciones sustanciales; otros espacios, otras coordenadas, otros tiempos, otras dinámicas, otros sentidos, etcétera.

Pero, ¿Esas mutaciones o cambios cómo se concretan o se presentan en las dinámicas cotidianas? 

Pues bien.  En lo que respecta a la pedagogía, como ejercicio permanente de reflexión sobre la educación y la formación, los procesos de enseñanza/ aprendizaje, las razones por la cuales se hace necesario abordar unas temáticas concretas, la respuesta teleológica o los “Para qué”, etc., sólo es posible que se de en tres sentidos: Por un lado, producto de la necesidad apremiante de trascender el acto educativo natural para posibilitar soluciones, más o menos concretas, a los problemas reales de la misma;  por otro lado, bajo la imposición de alguna autoridad,  organización jerárquica o ente cooptante;  y en última instancia, por un ferviente deseo de experimentar nuevas formas y nuevas maneras de llevar a cabo el acto educativo y/o formativo.  En éste último, la curiosidad y el amor por el conocimiento, pueden contribuir de una forma inusitada y valiosa a llegar a estadios superiores en la construcción del mismo.  Volver realidad este importantísimo asunto es bastante complicado, dado el carácter inmediatista de la sociedad actual y de la institucionalidad en particular.  El empleo del tiempo convencional para partir, sin preocupaciones, con rumbo a la construcción de nuevas interpretaciones y miradas de mundo, es casi una quimera; cuando lo hemos intentado, terminamos señalados de “soñadores”, “románticos”, “ingenuos”, y otra serie de adjetivos descalificadores en su esencia.

Así mismo, todos los esfuerzos por convertir un saber disciplinar en un cúmulo de acciones que posibiliten su interpretación, su comprensión, su criticidad, su aplicabilidad, su utilidad, su aprendizaje por parte de un determinado grupo de estudiantes, hace parte del cuerpo de la didáctica.  La misma, es mucho más que la idea tradicional de considerarla como un conjunto de habilidades interiorizadas por un docente para hacer de su praxis pedagógica una labor intensa, profunda, transformadora y potenciadora de los seres humanos, tanto desde el sistema educativo formal, no formal e informal, como desde el autodidactismo.   He venido haciendo esfuerzos importantes por hacer de la labor docente un ejercicio placentero, agradable, que conduzca a la sana convivencia, la vivencia plena de los valores humanos, el interés por alcanzar nuevos estadios de comprensión por parte de los y las estudiantes, un deseo insistente en el cuidado y preservación de la madre tierra (Del planeta), en sostener la especie, pero también en regularla y empezar a consolidar un robusto “Proyecto de Vida”.

Ahora bien, como evaluar no tiene nada de sencillo, es preciso hacerlo con una importante dosis de flexibilidad;  de una manera que considere cualquier pequeño avance como un logro valioso para el estudiante, que procure observar y realizarle seguimiento a todos los procesos en los cuales esté involucrado el estudiante, que considere la multidimensionalidad del alumno para valorarlo y realzarlo.  Tener en cuenta diferentes aportes antes, durante y después de una clase, es importantísimo. La actitud de un estudiante, su disposición dentro y fuera del aula, la vivencia real de los valores (respeto, justicia, solidaridad, honestidad, responsabilidad, franqueza, entre otros) es fundamental.  Para mí, la participación efectiva en el aula o fuera de ella, por medio de preguntas (Corazón del Conocimiento), respuestas o aportes en otros menesteres, demuestra de manera importante el interés y el compromiso de algunos estudiantes. En un momento como el actual el trabajo en equipo y la capacidad de un estudiante para llevarlo a cabo o adaptarse a él, es vital para la vida de las organizaciones y para el éxito de los estudiantes.  En mi cotidianidad, hago esfuerzos importantes por valorar múltiples aspectos en la vida de los estudiantes, dando cuenta de la integralidad y reconociendo, con sencillez, que en cada ser humano, independientemente de su condición (física, psíquica, cognitiva, social, cultural, étnica, de género, de credo, etc.) pueden coexistir vastas posibilidades, habilidades y destrezas, aptitudes y actitudes, que lo hagan valioso y útil en diverso modo.

Para concluir, he de indicar, que cada vez me esfuerzo más por construir un discurso capaz de motivar e incentivar en los estudiantes el amor por el conocimiento a la manera como lo hicieron históricamente importantes civilizaciones (China, Mesopotamia, Egipto, Grecia, etc.) e importantes baluartes del género humano como Mencio, Confucio, Lao Tsé, Hypathia, Ptolomeo, Plutarco, Aristarco, Arquímedes, Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes, Da Vinci, Voltaire, Kant, Hegel, Marx, Engels, Nietzsche, Bacon, Locke, Curie, Einstein, Planck, Hawking, Dawking, Eco, Freire, Maturana, Habermas y un largo etcétera.

Mi amor por el conocimiento me ha permitido una dosis adicional de pasión en transferencia y compartimiento.                    


             



Jorge Isaac López López
Especialista en Edumática
Dip. Gerencia y Gestión Pública
Dip. Cultura y Liderazgo para la Paz
Docente (Dec. 1278/2002)
Presidente Comité de Trabajo Político y Social “Orlando Fals Borda”
Vocero SER-FECODE
Vocero Redepaz


(cc) 2017

Algunos estadounidenses son estúpidos...