¿CÓMO
MUTA LA ESCUELA EN COORDENADAS TEMPORO-ESPACIALES DESDE LOS CONCEPTOS DE
PEDAGOGÍA, DIDÁCTICA Y EVALUACIÓN?
(Breve Ensayo)
(Breve Ensayo)
No cabe duda alguna de la
manera como están cambiando la vida de las personas, los fenómenos y las
posibilidades de alcanzar propósitos importantes, en general. La Escuela, así como nuestros estudiantes,
reclama a gritos transformaciones sustanciales; otros espacios, otras
coordenadas, otros tiempos, otras dinámicas, otros sentidos, etcétera.
Pero,
¿Esas mutaciones o cambios cómo se concretan o se presentan en las dinámicas
cotidianas?
Pues
bien. En lo que respecta a la pedagogía,
como ejercicio permanente de reflexión sobre la educación y la formación, los
procesos de enseñanza/ aprendizaje, las razones por la cuales se hace necesario
abordar unas temáticas concretas, la respuesta teleológica o los “Para qué”,
etc., sólo es posible que se de en tres sentidos: Por un lado, producto de la
necesidad apremiante de trascender el acto educativo natural para posibilitar
soluciones, más o menos concretas, a los problemas reales de la misma; por otro lado, bajo la imposición de alguna
autoridad, organización jerárquica o
ente cooptante; y en última instancia,
por un ferviente deseo de experimentar nuevas formas y nuevas maneras de llevar
a cabo el acto educativo y/o formativo.
En éste último, la curiosidad y el amor por el conocimiento, pueden
contribuir de una forma inusitada y valiosa a llegar a estadios superiores en
la construcción del mismo. Volver
realidad este importantísimo asunto es bastante complicado, dado el carácter
inmediatista de la sociedad actual y de la institucionalidad en
particular. El empleo del tiempo
convencional para partir, sin preocupaciones, con rumbo a la construcción de
nuevas interpretaciones y miradas de mundo, es casi una quimera; cuando lo
hemos intentado, terminamos señalados de “soñadores”, “románticos”, “ingenuos”,
y otra serie de adjetivos descalificadores en su esencia.
Así
mismo, todos los esfuerzos por convertir un saber disciplinar en un cúmulo de
acciones que posibiliten su interpretación, su comprensión, su criticidad, su
aplicabilidad, su utilidad, su aprendizaje por parte de un determinado grupo de
estudiantes, hace parte del cuerpo de la didáctica. La misma, es mucho más que la idea
tradicional de considerarla como un conjunto de habilidades interiorizadas por
un docente para hacer de su praxis pedagógica una labor intensa, profunda,
transformadora y potenciadora de los seres humanos, tanto desde el sistema
educativo formal, no formal e informal, como desde el autodidactismo. He venido haciendo esfuerzos importantes por
hacer de la labor docente un ejercicio placentero, agradable, que conduzca a la
sana convivencia, la vivencia plena de los valores humanos, el interés por
alcanzar nuevos estadios de comprensión por parte de los y las estudiantes, un
deseo insistente en el cuidado y preservación de la madre tierra (Del planeta),
en sostener la especie, pero también en regularla y empezar a consolidar un
robusto “Proyecto de Vida”.
Ahora
bien, como evaluar no tiene nada de sencillo, es preciso hacerlo con una
importante dosis de flexibilidad; de una
manera que considere cualquier pequeño avance como un logro valioso para el
estudiante, que procure observar y realizarle seguimiento a todos los procesos
en los cuales esté involucrado el estudiante, que considere la
multidimensionalidad del alumno para valorarlo y realzarlo. Tener en cuenta diferentes aportes antes,
durante y después de una clase, es importantísimo. La actitud de un estudiante,
su disposición dentro y fuera del aula, la vivencia real de los valores
(respeto, justicia, solidaridad, honestidad, responsabilidad, franqueza, entre
otros) es fundamental. Para mí, la
participación efectiva en el aula o fuera de ella, por medio de preguntas
(Corazón del Conocimiento), respuestas o aportes en otros menesteres, demuestra
de manera importante el interés y el compromiso de algunos estudiantes. En un
momento como el actual el trabajo en equipo y la capacidad de un estudiante
para llevarlo a cabo o adaptarse a él, es vital para la vida de las organizaciones
y para el éxito de los estudiantes. En
mi cotidianidad, hago esfuerzos importantes por valorar múltiples aspectos en
la vida de los estudiantes, dando cuenta de la integralidad y reconociendo, con
sencillez, que en cada ser humano, independientemente de su condición (física,
psíquica, cognitiva, social, cultural, étnica, de género, de credo, etc.)
pueden coexistir vastas posibilidades, habilidades y destrezas, aptitudes y
actitudes, que lo hagan valioso y útil en diverso modo.
Para
concluir, he de indicar, que cada vez me esfuerzo más por construir un discurso
capaz de motivar e incentivar en los estudiantes el amor por el conocimiento a
la manera como lo hicieron históricamente importantes civilizaciones (China,
Mesopotamia, Egipto, Grecia, etc.) e importantes baluartes del género humano
como Mencio, Confucio, Lao Tsé, Hypathia, Ptolomeo, Plutarco, Aristarco,
Arquímedes, Sócrates, Platón, Aristóteles, Descartes, Da Vinci, Voltaire, Kant,
Hegel, Marx, Engels, Nietzsche, Bacon, Locke, Curie, Einstein, Planck, Hawking,
Dawking, Eco, Freire, Maturana, Habermas y un largo etcétera.
Mi amor por el conocimiento
me ha permitido una dosis adicional de pasión en transferencia y
compartimiento.
Jorge
Isaac López López
Especialista en
Edumática
Dip. Gerencia y Gestión Pública
Dip. Cultura y Liderazgo para la Paz
Docente (Dec. 1278/2002)
Presidente Comité de Trabajo Político y Social “Orlando Fals Borda”
Vocero SER-FECODE
Vocero Redepaz
(cc) 2017
2 comentarios:
Muy interesante
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