miércoles, 22 de julio de 2009

La Educación es ante todo una mezcla de Razón y Pasión.

A propósito del ejercicio relacionado con escribir un artículo que responda a cuatro interrogantes como son:
-¿Qué significa para nosotros mismos, nuestro oficio de Ser Maestros?
-¿Qué significa para nuestra cultura, un “Buen Maestro”?
-¿Qué es una Educación de Calidad?
-¿Cuál es el reto que te planteas para tu futuro como Maestro o Maestra?

Y el cual se ha sugerido llamar: “Mi decisión de Ser Maestro(a)”, quiero empezar por replantear el título de mi artículo por: “La educación es ante todo una mezcla de razón y pasión”, porque plantea mejor lo que creo y percibo del arte de Ser Maestro(a).


LA EDUCACIÓN ES ANTE TODO UNA MEZCLA DE RAZÓN Y PASIÓN

Cuando se habla de educación se hace referencia no sólo a los conocimientos impartidos y construidos en una institución educativa como tal, sino también a todo el proceso que implica la construcción de dicho conocimiento con los actores que en ella intervienen y además, de los diferentes escenarios y ámbitos en los cuales ésta puede ser construida. Así las cosas, nosotros los Maestr@s somos actores de un proceso complejo y necesario para las sociedades y para la civilización llamado educación. Y eso significa ni más ni menos, como los actores, que nosotros (Los Maestr@s) somos agentes con múltiples roles en el proceso: estimulamos, disuadimos, persuadimos, orientamos, damos el ejemplo, aprendemos, construimos conocimiento, reflexionamos, investigamos, repensamos, evaluamos integralmente al estudiante, ayudamos a edificar las sociedades, etc. Y todo ello puede contribuir a que nos cataloguen como “Buenos Maestr@s”; que no es otra cosa más que jugar los roles antes descritos de la mejor manera posible, sin mediocridad, dejando siempre el alma en el esfuerzo. Aunque, para nuestra cultura, muchas veces, el “Buen Maestr@” es aquél que, siendo fiel al sistema educativo imperante, hace “lo que tiene que hacer”, es decir, vierte unos contenidos apelmazados en los textos oficiales de estudio en los cuadernos de los estudiantes, señala unas líneas de acción prudentes, reproduce como “loro” lo escuchado y recibido en los medios y en los conversatorios oficiales, no somete a la crítica el modelo del que se vale en su quehacer y evalúa a sus estudiantes desde una perspectiva de lo “particular”. Al llegar a éste punto, entramos a plantear lo que pudiera considerarse una Educación de Calidad: aquella que convoque, sin exclusión alguna (Universal), a todos los actores (Estado, Estudiantes, Padres y Madres de Familia, Profesores, Directivos Docentes, Sociedad en General) en los diversos ámbitos (Familia, Instituciones Educativas, Empresas, Organizaciones de la Sociedad Civil y Organismos del Estado), en unos escenarios propicios (Dotados de suficientes recursos económicos-financieros, apropiados métodos, excelentes recursos técnicos-tecnológicos y un cultivado factor humano) a construir una inmensa gama de conocimientos en conjunto que permitan a la sociedad en general crecer y desarrollarse sin menoscabo por la responsabilidad universal que nos asiste en el cuidado de nuestra casa mayor: el planeta tierra. De allí entonces, que mi (nuestro) futuro como Maestr@ está relacionado íntimamente con éstos planteamientos; es un compromiso permanente con la formación continuada, con la investigación en el aula y fuera de ella, con la innovación, con la reflexión y el debate del modelo imperante, con la acción política que permita redirigir aquello que no funciona adecuada o pertinentemente, con la innovación constante, con la disuasión a mis estudiantes, con el manejo adecuado de mis emociones, con la comprensión de los distintos contextos, con el valorar a mis estudiantes desde diversos ángulos en todas sus dimensiones, con pensar y repensar los métodos y con ayudar a construir el proyecto de vida individual de mis estudiantes y proyecto de vida colectivo de mi patria. Una educación que mezcle en la cotidianidad, sin hacer apología de la rutina, la pasión y la razón.
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He aquí mi breve reflexión.
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